¡Felicidades a mí!

¡Hola a todos!

Este es mi primera entrada en el blog, la cual considero como una autobienvenida.

Ayer me preguntaba por qué todo el mundo tiene un blog y yo no. En primer lugar, es una consecuencia obvia de mi forma de ser: siempre llego tarde a todos lados. Sin embargo, y al margen de esta verdad irrefutable, vale la pena aclarar que nunca le había encontrado el sentido práctico a los blogs.

Hace mucho tiempo que trabajo de programador (con orientación en servicios a través de internet) y, para mí, tener un espacio propio en la red no era más que una pérdida de tiempo. Justamente, ese fue el problema: la primera vez que escuché la palabra weblog (como se llamaba en ese momento), pensé en un servicio de páginas personales gratuitas. En otras palabras, nada nuevo bajo el sol.

¡Peor aún!, pensaba lo mismo de las plataformas wiki de esos años. ¿A quién se le iba a ocurrir tener un sitio web dónde un usuario desconocido podría editar los contenidos expuestos arbitrariamente?. Sin embargo, la actitud wiki fue la base de lo que hoy conocemos como Wikipedia, la gran enciclopedia libre basada en la colaboratividad de los usuarios. A pesar de que el código fuente de WikiWikiWeb era interesante (recuerdo también una versión similar hecha en PHP), no me interesaba la investigación de este tipo de proyectos tan volátiles.

Todavía estaba influenciado bajo la mentalidad copyright: desarrollar, registrar en CESSI/INPI y prohibir toda utilización de mi propiedad intelectual. Pero por suerte, bajo ciertas circunstancias, hay aperturas mentales que lo llevan a uno a descubrir nuevas tendencias, como Creative Commons.

Llegué a la conclusión de que es momento de tener un blog. Tengo algunas cosas para decir, pero dependerá de ustedes decidir si valen la pena leerlas o no.